jueves, 22 de enero de 2009
CARTAENLABOTELLA-4
Pasan las tardes como balas que esquivo en un vals de horario, café y proyectos. Organizo las nubes grises sobre mi cabeza y preparo el aguacero de preguntas que me caerá encima, cuando vaya silencioso en el bus. Paseo con la furia contenida de una pantera enjaulada estos últimos retazos del día que llegan a mí como una banda de cuervos, de tristes notas del acordeón del ciego de la esquina de Radio Reloj. Podría callar. Podría saltar al vacío. Podría aprender a volar y dejar esta etapa de ancla para cambiar la incertidumbre por alas que corten el viento como navajas y que me lleven hasta mejores puertos cargados con todas las respuestas.
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