jueves, 22 de enero de 2009

CARTAENLABOTELLA-2


La costumbre en Costa Rica es hacer manifestaciones y bloquear calles. Ante el mínimo descontento señoras, niños y ancianos cortan las calles con sus caras largas y sus gestos de descontento. El corito tiene algunos cambios pero el tuétano de todo el asunto sigue siendo ¡Ni un paso atrás, ni un paso atrás! Lo más cómico es ver que quienes lo cantan con más fervor son los primeros en ceder al sol o a la pereza o la desilusión de que los paparazzi no hayan venido a cubrir su magno evento y así salir una vez en tele, ser ese protagonista desafiante de telenovela que lucha contra el látigo de la injusticia y sale triunfante gracias a su bondad, su fe y no sé que cuantas más porquerías con las que adornan esos dramas de quinto patio.

Pero la vida sigue su curso. El pulso de este país se mide de bloqueo en bloqueo. Pero hasta el momento no he visto ninguno que me interese o alguna causa que con la que me identifique. Hubiera bloqueado mil carreteras el día que murió mi abuelo, para así hacer conciencia del gran hombre, honesto y humilde que perdió el país. Hubiera cerrado puentes y carreteras interamericanas el día que perdí al gran amor de mi vida como un intento suicida (y aún así inútil) para que me escogiera a mí y no a Francia. Detendría gustoso todo el tráfico en este planeta, ya sea aéreo, marítimo o espacial con tal de que la gente se de cuenta de que nos estamos cagando en el único lugar que sostiene la vida en este suburbio del sistema solar.

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