jueves, 22 de enero de 2009

Monstruo Seis

Mi manita escribe y escribe en la pizarra imaginando que es un pequeño puñal blanco que corta en tiritas esta inmensa bestia verde que me recuerda mi castigo. Afuera hay risas, balones rojos y rondas que caen sobre mi como una nieve de petróleo. La tiza se desmorona hasta su más mínimo átomo mientras con furia divina imagino a la maestra cayéndose en el piso. Termino la condena y arrastro una sombra de diluvio en las mejillas. Oscuro y profundo me siento en la banca de la esquina a mirar pasar mi primer día sin recreo.

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