jueves, 22 de enero de 2009

Monstruo Dos

Cruel escorpión de la comisura de los labios se escapa ponzoñoso taza tras taza de café. Brilla el filo de las lenguas y paso por un aserradero de palabras que me astilla y desfigura dejando como resultado un personaje versión bizarro de lo que era yo al empezar el cuento. Con el siseo de las serpientes se arrastran una o dos palabras tóxicas hacia mi oído y ahí vierten su hediondo séquito de mentiras y pobres deseos. Yo disimulo y hago que no miro, pero las tripas me señalan que el blanco de ese chisme soy yo.

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