viernes, 23 de enero de 2009
CAIDA-LIBRE
No hay ataduras. El vacío te recibe en su inmenso vientre y la ingravidez confirma esa verdad universal de que no estamos aferrados a nada. El viento trata de atajarte pero su fina red de hilos invisibles se rompe ante la insistencia del planeta de atraernos hacia su superficie.
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